Un verano en pantalones

Un día me regalaron un pantalón celeste babucha con unos puños de muchos colores (onda arco iris) ¿y que paso? NO ME GUSTO, quise disimularlo pero evidentemente no me salio, por que mi tía, la autora del regalo me dijo… “si no te gusta, lo podes cambiar” tenía una cara de desilusión que me partió el alma, intente quedármelo, juro que lo intente, pero me incomodaba, no era para mi, no me quedaba bien, no era mi talle, yo no encajaba en el, o el no supo acomodarse a mi cuerpo, who knows? Igualmente el punto era que… cuando a uno no le gusta lo que le regalan ¿Qué hace? Lo cambia, si exactamente eso hice.

Pero cuando quise cambiarlo no había otra cosa que me gustara más, ni siquiera había algo que me gustara y es por eso que decidí “donarlo” a los mas necesitados, en vez de tenerlo guardado en un placar haciéndole creer que algún día lo estrenaría.

Hoy ya paso mucho tiempo de este hecho, y sigo sin sentir esa sensación de enamoramiento con alguna prenda, algo que solía pasarme seguido…Espero que esa remera, pantalón, zapatos, lo que sea este allá afuera o dentro de un local esperando por mi, y que cuando la encuentre solo seamos ella y yo, o el y yo mejor dicho (vale destacar que espero que sea un pantalón, porque “ella y yo” suena algo lésbico y por ahora mis intereses sexuales se inclinan y, pufffff que se inclinan, para el lado masculino).